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Filmografía recomendada: I’m Still Here

I’m Still Here es una película rodada como un falso documental del año 2010, dirigida por Casey Affleck (el hermanísimo de Ben, y cuñado del prota) y protagonizada por Joaquin Phoenix. La cinta fue presentada en el Festival de Cine de Venecia de 2010 entre una enorme expectación, ya que el público esperaba con ansia conocer en que consistía realmente este proyecto. Me explico.

Justo después de protagonizar Two Lovers, las apariciones de Joaquin Phoenix en los medios fueron cada vez más inquietantes: el actor manifestaba estar cansado de actuar y de la industria de Hollywood en general, y comenzó a pregonar su interés en iniciar una carrera como artista de hip-hop. Esto vino acompañado de un nuevo look, mucho más desaliñado, con barba y cabello abundante y cierta indiferencia a la hora de escoger la vestimenta, además de algún que otro kilito de más. Para redondear, a este curioso aspecto se añadía un comportamiento extraño, retraído y poco sociable.

La curiosidad que esta nueva actitud generó en la prensa fue progresivamente en aumento, protagonizando extrañas entrevistas y apariciones que no hacían sino aumentar el debate sobre si todo este quilombo estaba relacionado con algún nuevo proyecto del artista, o si simplemente había perdido la cabeza. Incluso días después de la presentación oficial de I’m Still Here, el director Casey Affleck mantenía que todo el asunto de Phoenix abandonando la industria del cine para meter las narices en el mundo del hip hop era cierto. Por suerte para todos, actor y director confesaron poco después que todo había sido una actuación.

La voluntad de Phoenix y del resto de involucrados no era otra sino la de mostrar la fragilidad de la vida de las estrellas públicas, y la relación entre medios de comunicación y artistas.  En palabras de Joaquin, «Affleck y yo queríamos hacer un film que explorara la libertad, la relación entre los medios de comunicación, sus consumidores, y las propias celebridades».

Aún hoy no existe unanimidad ni acuerdo a la hora de clasificar la peli entre los críticos. Se trata de un ejercicio experimental que pone de manifiesto lo ridículo del fenómeno ‘fan’ y el culto a las celebridades, la repercusión que cualquier miembro del establishment puede conseguir haciendo cualquier gilipollez, literalmente, y el sentido y significado que todo ello tiene para la sociedad. En definitiva, explora la función real de reverenciar a los artistas y figuras públicas, y la facilidad con que puede fabricarse y venderse un personaje muy distinto a la persona.

El film incluye a Phoenix disfrutando de una mamada, esnifando cocaína, recibiendo una cagada (literal) en plena cara mientras duerme, fumando maría, rapeando (francamente mal) o contactando con unas meretrices, además de varios desnudos integrales, y varios cortes con las apariciones del actor en los medios. De todas ellas, quizá la más célebre sea la entrevista en The David Letterman Show, aunque la parodia de Ben Stiller en plena ceremonia de los Oscar, donde presentó un premio imitando la extraña actitud de Phoenix, o las reuniones con P. Diddy para tratar la producción de su supuesto disco de rap, no se quedan atrás.

La errática conducta de Phoenix, que manifestaba era consecuencia derivada de una profunda crisis personal, resultó no ser más que una enorme tomadura de pelo que, aún así, llegó a copar titulares y horas televisivas, retratando en el camino a buena parte de la sociedad americana. Por tanto, I’m Still Here resulta una excelente reflexión acerca de nuestra relación con las celebrities y la predisposición de los medios de comunicación de utilizar cualquier chorrada para transformarla en noticia y lanzarla como si de algo realmente relevante se tratase, esto es, el sacrificio de la veracidad en favor del sensacionalismo.

Y, en última instancia, hay que destacar la fantástica, por agotadora y exigente, actuación de Phoenix, uno de los mejores actores de su generación, que tuvo que salir fuera de todo esquematizado set de rodaje e interpretar un papel en distintas situaciones de la vida normal. Quizá si que sea tan grande como Brando

Texto de Tarek Morales

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