Espíritu deportivo

El tesoro escondido

busi

En la última década, el fútbol mundial ha tenido un protagonista claro. Bueno, a decir verdad, ha tenido dos protagonistas destacados. Uno es el Fútbol Club Barcelona, y el otro es el combinado nacional español. Está claro que la simultaneidad de ambos dominios tiene muchos protagonistas en común. Algunos ya han acabado su labor y han entrado straight to the olimpo del deporte español, véase Xavi Hernández, Carles Puyol, o Victor Valdés, mientras que otros aún tienen cuerda para rato, como Gerard Piqué, Pedrito o Andrés Iniesta. Sin embargo, si hubiera que destacar por encima de todos a uno sólo (y que me perdone Xavi), yo lo tengo claro. Bueno, a decir verdad, tanto yo como el Marqués de Del Bosque lo tenemos claro.

Busi fue una apuesta personal de Guardiola. Pero personal, personal. Recíen llegado al banquillo del primer equipo blaugrana, El Pep se lo subió desde el equipo filial, donde ni siquiera tenía ficha profesional, a hacer la pretemporada con la primera plantilla, y no tardó mucho en comenzar a acumular minutos. Desde aquel segundo partido del año 2008/09, no ha parado de jugar. Creo que ni se ha sentado. A diferencia de cualquier otro jugador, Busquets no entra en las rotaciones, parece que no se lesiona. Y desde luego no admite competidor. Ha jugado 331 partidos con su club en 7 temporadas, a una media de 47 partidos por año. Inapelable. Con él, el Barça ha levantado 20 títulos (hasta ahora), y la selección ha sido campeona del mundo y de Europa (otra vez).

Pero ¿cómo de indispensable es la presencia de este tío en los dos equipos más importantes de las últimas décadas ? Pues lo es de la misma manera que el pegamento es indispensable para mantener unidas dos mitades. Rellene usted el ejemplo al gusto. En este caso, mantiene unidos ataque y defensa, que no es poca cosa.

Cuando España ganó la Eurocopa de 2008, desplegando un fútbol brillante capitaneado por un grupo de enanos con demasiado talento, el puesto de Busi lo ocupaba Marcos Senna. El hispano-brasileño, por físico y características, ofrecía un fantástico rendimiento, por su movilidad, su capacidad de presión, su agilidad, su despliegue y sus llegadas al área en segunda línea. Busquets no destaca ni por su agilidad, ni por sus llegadas, ni mucho menos por su movilidad o su físico. De hecho, parece un jugador torpón, poco coordinado y lento. Pero nada más lejos de la realidad. Con su 1’89 de altura, ofrece unas prestaciones que ningún otro mediocentro defensivo actual puede igualar. Su poderosa zancada y su capacidad de anticipación son ejemplares; su inteligencia en el campo, también. Es raro ver a Busquets dar más de tres toques al balón.Recibo, oriento, toco … Recibo, oriento, toco … Normalmente la cosa sale mal si se alarga esta secuencia, pero esta simplicidad de movimientos no debe mirarse como un handicap, sino como la mayor de las virtudes.

Busquets sabe a qué juega. Sabe cuál es su trabajo. Lo tiene más claro que nadie sobre el césped, y eso se nota. A sus 27 años, acumula 77 partidos internacionales, y por su estilo de juego y físico, puede pulverizar las marcas de todos sus compañeros de generación. Ante la pregunta de si Busquets es causa del buen juego de sus equipos, o una pieza más en una perfecta simbiosis de funciones, me inclino a darle al Busi un papel capital en la ecuación.

Y es que ningún otro jugador de ambos equipos es indiscutible. La temporada pasada asistimos al triste y lógico momento en que ver a Xavi ocupando el banquillo se conviertió en rutina. Incluso el mago de Fuentealbilla ha sido señalado en más de una ocasión por bajo rendimiento. Qué decir de Piqué, siempre bajo lupa, o Pedrito, obligado a emigrar. Valdés, Bartra, Jordi Alba, David Villa, Cesc Fábregas, todos han sido víctimas del escrutinio. Ese no parece ser un escenario para Sergio Busquets.

Porque le ganó el puesto a un monstruo como Yayá Touré con 22 años, y por la manga; porque sustituyó sin problemas a Marcos Senna. Porque el Barça ni se ha planteado fichar a otro mediocentro defensivo en ocho años, porque hasta el jefecito tuvo que reconvertirse para compartir campo con él. Porque no hay ningún jugador en España que pueda suplirle, porque incluso Xabi Alonso tuvo que adaptarse a él. Por su juventud y lo práctico de su juego, por su eficacia y su instinto natural para hacer lo que hace, a Busquets nunca se le cuestionará.

Dicen los rumores que Sergio Busquets fue un tío del que hubo que tirar mucho para que sentara la cabeza y se centrara en aprovechar la oportunidad que el deporte a nivel profesional le brindaba. Parece ser que hubo que motivarle a jugar. Fuera como fuese, es una historia que encaja con su función y su efecto en el campo. Realmente no parece que tenga que esforzarse por hacerlo todo bien. Parece que no le cueste ser el jugador que más kilometros hace de su equipo, aún sin hacer un sólo sprint. Parece que, en verdad, Sergio Busquets no va a tener que esforzarse mucho para entrar en la leyenda. Tan sólo estará donde tenga que estar. Como siempre.

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