Con voz propia

Leftovers

Seguro que habéis oído un montón de historias de gente que se convirtió para siempre en las cenizas que quedan, y así, bailaron con el viento sin saber que no volverían a ser fuego, ni recordar haber sido árbol. 

Yo me reduzco de vez en cuando a lo que sobró de la historia de mi madre y pienso con la zona del cerebro que se fue al otro barrio con ella. 

A mi mente de ultratumba nada le afecta. 

Si en las noticias dicen que no existen los hielos perpetuos se encoge de hombros porque ya sabía que nada era para siempre.

Si observan el nacimiento de una luna en otro planeta con el Atacama Large, piensa en todas las que desaparecen en otros sistemas.

Tiene un interés morboso por los finales, los que se ven venir y los abruptos.

No encuentra el orden aristotélico, solo caos determinista.

Pero lo que sobró de la fiesta se convierte en cena, las botellas vacías se llenan de mensajes y hay un montón de vida alimentándose de la calavera. 

El viaje del héroe acaba en risas.

Después de todo.

La existencia no se arrodilla ante nadie.

Los átomos que me componen, tan antiguos como el universo, en esta encarnación no pueden volar ni nadar en las profundidades, pero quién sabe qué fueron antes y que serán después.

No soy la otredad.

Soy parte de esto y esto soy yo. 

Texto de Daniela Schiriak (@danielaschiriak)

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