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Let’s Read About It: Revelación y Ocaso, de Georg Trakl

No somos capaces de comprender la oscuridad que nos acecha desde nuestras entrañas hasta nuestras sombras. Cuando se nos revela en forma de palabra lo que antes fue verbo nos asustamos y huimos despavoridos. Yo también quise huir cuando mis ojos se posaron sobre las palabras de este escritor maldecido.

Georg Trakl fue un poeta que nació en Salzburgo (Austria) a finales del siglo XIX. Murió a los 27 años de sobredosis en un hospital militar. Quizá, hizo un pacto con el diablo como el famoso bluesman Robert Johnson1. Debido a su temprana muerte escribió poco, pero la originalidad y lucidez de sus poemas es incuestionable.

Una de sus obras más características es Revelación y Ocaso. Se trata de una recopilación de sus poemas escritos en forma de prosa. Unos poemas que reflejan la decadencia y oscuridad del ser humano. Unos escritos que explican perfectamente la muerte del ser en la edad moderna.


Extrañas, las nocturnas sendas de los hombres. Vagaba yo, de noche, por las pétreas estancias, y en cada una ardía un candelabro de cobre, una silente lámpara; cuando, helado, fui a hundirme sobre el lecho, la negra sombra de la extranjera estaba a mi cabecera nuevamente; y yo oculté mi rostro entre las lentas manos, en silencio.2


Los poemas de Trakl expresan la belleza de lo marginado, lo alejado, lo apartado. Explican aquello que nunca estuvo en el paraíso. Exponen aquello de lo que Dios se avergüenza. La Revelación se encuentra en ese punto: cuando nos damos cuenta que somos una vergüenza para Dios. No somos sus hijos sino sus excrementos. Esta condición nos convierte en una enfermedad. La Revelación aparece cuando nos damos cuenta de todo eso y sufrimos y lloramos por ello.

Nos observamos de verdad en la verdad de los ojos de la máquina que nos ha creado. Nos vemos pequeños y solo deseamos huir ocultando nuestro rostro que llora entre las manos sin sentir la presencia de la muerte. La Revelación de Trakl supone la plena aceptación del caos y el orden de nuestras imperfecciones. Supone aceptar las nocturnas sendas de nuestro destino y transitar por las sombras que nos pertenece. La Revelación supone comprender que deberíamos estar encerrados y escondidos porque somos unos monstruos.

El Ocaso representa la culminación de nuestro viaje. El fin del sufrimiento perpetuo. El Ocaso no es una luz al final de un túnel. La luz no existe al terminar La RevelaciónEl Ocaso es la belleza verdadera. Aquella que se esconde entre los matorrales en un cadáver en proceso de putrefacción. Aquella que baila con los gusanos que se alimentan de la muerte de otro ser que ya no es. El Ocaso es el último suspiro de la carne, el último grito del falso profeta. No es un final perfecto, quedarán trozos de nuestros verbos en la siguiente mañana, dejaremos residuos antes de irnos. Debemos tener nuestros propios hijos-excrementos.

Trakl provoca en nosotros un malestar existencial. Difumina nuestras identidades, las aleja de la luz para enseñarnos que todas son mentira. En las sombras no podemos ver lo que somos, por lo tanto no somos. Sus poemas nos arrastran por el fango lleno de vísceras y sangre que se pega a nuestro cuerpo dándole forma, creando un nuevo ser hecho de otros seres. Descubrió, observando dentro de la materia y su conciencia, la verdadera metamorfosis del mal. La Revelación significa que el bien no existe y El Ocaso certifica que deberíamos rendirnos ante este hecho.


Otoño: negro avance por la linde del bosque; un momento de muda destrucción; a la escucha, la frente del leproso, por debajo del árbol deshojado. La tarde, hace tiempo ya pasada, que ahora se va hundiendo sobre los musgosos escalones; noviembre. Resuena una campana, y el pastor conduce una manada de caballos, negros y rojos, en dirección al pueblo. Bajo la avellaneda, el verde cazador abre una pieza. Humean sangre sus manos; del animal suspira entre el follaje la sombra, bruna y muda, en los ojos del hombre; el bosque.3


Trakl descubrió el mal. El verdadero mal. El mal que no actúa, que no requiere de una acción moral o ética para existir. Que no necesita de una valoración para ser lo que es. Sus poemas son explicaciones enigmáticas del mal que asola al mundo desde siempre. La malignidad natural que nos acecha y nos oprime también puede salvarnos, porque esa maldad no se encuentra en nosotros, no forma parte de la esencia de nuestros átomos. Este mal pertenece a la senda, al árbol, al gusano que engorda para convertirse en mariposa, al perro rabioso que escupe semen vírico por su boca, a la sangre humeante por el frío, al bosque.

Los poemas de Georg Trakl cantan a nuestro propio invierno. Donde la existencia ebria se acerca al andén mientras escupe sangre púrpura sobre las estrellas. El vaho de nuestra boca es peste y nuestros ojos lloran vómito. Nuestros dientes podridos se entrechocan musicalmente por el frio mientras nuestra negra lengua aplaude el espectáculo de la muerte. Y aun así seguimos adelante.


Ha nevado. Después de medianoche dejas tú, ebrio de purpúreo vino, el obscuro distrito de los hombres, la roja llama de su hogar.

¡Oh, la tiniebla! Negra escarcha. La tierra es dura, el aire sabe amargo. Tus estrellas se cierran en signos nefastos.

Con pétreos pasos y ojos muy abiertos, vas pisando el borde del andén, como el soldado que asalta una trinchera. ¡Avanti!
¡Amarga nieve y luna!
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1Robert Leroy Johnson (1911-1938) fue un cantante, compositor y guitarrita de blues estadounidense. Cuenta la leyenda que Johnson no era un muy buen guitarrista. Frustrado y triste decidió desaparecer para volver un año y medio después convirtiéndose en uno de los mejores bluesman de la historia. Se dice que este inesperado talento apareció debido a que Johnson realizó un pacto con el diablo en un cruce de caminos. El diablo se cobraría el contrato cuando Johnson cumpliera los 27 años. Y así lo hizo.

2 Extracto del poema Revelación y Ocaso, p.23, en Revelación y Ocaso: los poemas en prosa, editorial Abada.

3 Extracto del poema Metamorfosis del mal, p.5, en Revelación y Ocaso: los poemas en prosa, editorial Abada.

4Extracto del poema Noche de invierno, p.9, en Revelación y Ocaso: los poemas en prosa, editorial Abada.

Texto de Andrei Cristian Medeleanu – Let’s Read About It. @lets.readaboutit

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