Diálogos

Conociendo al autor: Conversaciones con Mario Peloche

Una vez leí un cuento corto escrito por Alejandro Dumas padre. Este cuento se titulaba La dama pálida. Un cuento corto que recoge misterio, tensión, amor y terror o miedo, depende del que lo lea. Por si estáis interesados en leerlo no lo encontrareis como tal. Este cuento, como lo llamo yo, o relato, como lo llaman otros, lo encontrareis en una obra titulada Mil y un fantasmas

Y ahora dejemos a Alejandro Dumas un poco de lado y pasemos a otro gran escritor como es Mario Peloche. 

Estoy deseando preguntarle qué encontraremos en su último libro. 

María: ¿Cómo un licenciado en biología decide convertirse en escritor? 

Mario Peloche: Pues porque, aunque la naturaleza me ha fascinado desde pequeño, y acabé estudiando esa licenciatura relacionada con ella, también lo ha hecho la literatura. Desde niño siempre me he refugiado —y viajado, y soñado— por medio de los libros, y siempre digo que, para un apasionado de la lectura, es casi obligado que llegue el momento en que decida plasmar sus propias historias en papel. Es eso lo que me ocurrió a mí, y a día de hoy no he podido parar. 

María: Aunque el libro del que vayamos a hablar hoy sea La dama pálida, hablemos un poco de tus otros libros, porque desde mi punto de vista son unos libros también muy interesantes. 

Mario Peloche: Bueno, cronológicamente mi primer libro fue Hécate, un thriller policíaco donde un periodista con un pasado que le atormenta debe cubrir el caso de una desaparición y un asesinato que escapan a lo corriente. A partir de ese momento, una espiral de extraños sucesos, donde se mezclan la ciencia ficción y la mitología, le arrastrarán y amenazarán su cordura y su propia existencia. 

Luego vinieron dos trabajos muy cercanos en el tiempo: Ojos negros sobre el Támesis, una novela corta de misterio victoriano con elementos de horror cósmico, con influencia de Lovecraft y Arthur Machen, y El molino de Dios, una ambiciosa novela que narra la desaparición de un paciente de un hospital psiquiátrico y su búsqueda por parte de su padre, que se convertirá en un recorrido por los paisajes torturados de su mente, donde la fe y el amor por nuestros seres queridos serán esenciales. 

Mario Peloche

María: ¿Qué es lo que te llamó la atención para querer que Erzsébet Báthory de Ecsed  fuese la protagonista de tu libro? 

Mario Peloche: Conocía el personaje desde hace años, por su reputación de asesina de doncellas y la influencia que ha ejercido en la literatura —los libros del mismo título La condesa sangrienta de Alejandra Pizarnik y Valentin Penrose me habían fascinado desde siempre— y en el cine. Pero… sinceramente pensaba que ya se había escrito todo sobre ella. Entonces descubrí en un podcast de historia un detalle que desconocía sobre su biografía: que, como castigo a esos asesinatos terribles que cometió, fue emparedada en su propia habitación, y allí pasó casi cinco años, en completa oscuridad, entre la mugre y los gritos, que, entiendo, nunca debieron cesar en su mente. 

Y me nació el reto como autor de tratar de contar su historia desde ahí, desde ese angustioso y largo final, rememorando sus más oscuros momentos, poniendo voz a sus recuerdos. Y eso es lo que hice. 

María: Según la biografía de Erzsébet Báthory de Ecsed, esta condesa  estaba emparentada con Drácula. ¿Estaremos delante de una historia de vampiros? 

Mario Peloche: A Erzsébet le unía una relación muy cercana con Transilvania, dado que esta región formó parte del reino húngaro durante dos siglos, y su casa, la casa Báthory, tuvo una influencia muy grande, cuando no el mismo reinado, sobre esta región. También, es cierto, la unían lazos de sangre (aunque lejanos, es cierto) con Vlad Tepes, del que dicen proviene el mito de Drácula, aunque yo soy de la opinión de que el mito de este famoso vampiro de la literatura proviene directamente de la leyenda tejida alrededor de la propia Erzsébet. 

Lo que tengo que aclarar es que no estamos ante una historia de vampiros al uso, porque ella nunca lo fue. Solo fue una mujer obsesionada con mantener su belleza, y que usó la hechicería, concretamente la magia roja, la que utiliza la sangre como elemento alquímico, para lograr este fin. Pero aclaro en el libro que su fijación con este líquido no se ceñía solo a ella, sino a multitud de practicantes de todo tipo de magias, tan comunes entonces como la religión, y que además le venía de sus ancestros, salvajes guerreros donde la sangre de sus prisioneros tenía un valor ritual. 

  «Es curioso. Me encerraron aquí igual que a una loca. Perfecto. Porque eso es lo que soy. Una lunática. Una hija de la luna. Vivo enferma de melancolía en el claro de luna que brota de mí, en el blasón pálido de unos dientes de lobo. Pienso en los raptos de luna que de vez en cuando me acometen y me llevan, esos en que una voz que no es la mía me habla; esos en que las migrañas son tan fuertes que parten mi cabeza en dos, y mi cuerpo se parte con ella. Entonces soy dos personas.» 

Mario PelocheLa dama pálida.

María: ¿La trama es la vida de Erzsébet Báthory de Ecsed ? 

Mario Peloche: Sí. Es una biografía, pero, al mismo tiempo, no es un ensayo, dado que pergeño cómo sería la propia voz de Erzsébet, de la que se guardan apenas alguna carta de su puño y letra. Sin embargo, al mismo tiempo he empleado muchísima documentación, que aparece sobre todo en  boca de personajes —y en tercera persona— que históricamente fueron importantes en su vida. 

Con todo, mi objetivo ha sido emplear el lenguaje, en este caso la prosa poética, para mostrar la belleza de este personaje atormentado y de sus momentos más oscuros, como antes que yo hicieron Pizarnik y Penrose. 

María: ¿Te ha resultado difícil escribir este libro? Te lo comento porque es un libro escrito en primera persona donde la protagonista cuenta su propia vida. 

Mario Peloche: Fue una labor ingente de documentación, pero, sin embargo, lo más complicado como escritor fue encontrar la voz de Erzsébet; cómo se expresaría una mujer de esa época, perteneciente a la nobleza, con esa psique tan peculiar. Cuando lo logré, sin embargo, la voz de ella brotó de manera clara y continua, y me fue difícil que no copara todo el libro, lo que no era mi objetivo: quería que su voz, en primera persona, alternara con la voz en tercera de otros personajes, primordiales para ella, que dieran el contrapunto histórico y anclaran la historia, dotándola de una pátina aún mayor de autenticidad y de rigor histórico. 

María: En la biografía de esta condesa se la describe como una mujer cruel y retorcida, aunque buena madre. ¿Es así también como nos la vamos a encontrar en este libro? 

Mario Peloche: Sí. Erzsébet siempre mostró una doble cara; ella misma afirmó que “en ocasiones se escindía”, se sentía dos personas. Y así actuó en multitud de ocasiones: serena y distante en las veladas en la corte de Viena, o protectora con sus cuatro hijos y, pocas horas después, cruel y visceral en los sótanos de su castillo. Su vida fue una continua dicotomía. 

María: En la sinopsis de tu libro escribes lo siguiente: 

“Esta es la historia de una niña obligada a ser mujer de golpe y a la que le brotaron espinas; de la heredera de Artemisa, una hija de la Luna, la virgen oscura, sacerdotisa y diosa de su propio culto sanguíneo”. 

¿Piensas que su comportamiento cruel fue debido a la vida a le que le impusieron? 

Mario Peloche: Estoy convencido de que existieron distintos condicionantes (que me encargo de mostrar al lector en el libro) que la impulsaron a actuar como actuó —políticos, psicológicos, familiares…—, pero también lo estoy de que ella no estaba cuerda; de que en su interior siempre existió una alimaña pugnando por salir. Y que esta se reveló cuando Ferenc, su marido, falleció, y ella debió hacerse cargo de todos sus feudos, sufriendo entonces el cerco del rey de Hungría, Matías II, deseoso de hacerse con ellos, al encontrarla débil sin el apoyo del ejército de su marido. Fue entonces cuando se transformó, cuando surgió esa bestia que siempre había estado aletargada en su interior, y sembró el terror y el dolor como nunca antes lo había hecho. 

María: Desearías ver tu libro traducido a otros idiomas, o en la gran pantalla. 

Mario Peloche: Por contrato, el ebook (que estará disponible en breve), se traducirá al italiano y al inglés. Con todo, me encantaría tener a mi obra en formato papel traducido a multitud de lenguas y, cómo no, disfrutar del sueño de ver a Erzsébet en la pequeña o en la gran pantalla. 

María: Unas muy interesantes respuestas. Por mi parte he terminado. ¿Desearías contarle algo más al lector? 

Mario Peloche: Que el lector va a disfrutar muchísimo de esta historia, y no solo porque, de inmediato, va a verse trasladado al mismísimo interior de la cabeza de esta mujer fascinante del XVI, viendo y recordando como ella, por ella, sino que también serán arrastrados por la corriente de lo que fue su vida, impetuosa y salvaje: la confabulación entre personas cercanas a ella que supuso su obsesión y su final condena; el amor absoluto por sus hijos, el malsano con su esposo Ferenc, y el demente por sus niñas. Todo ello ambientado en una época donde la brujería era religión, y las lamias, espíritus, fantasmas y demonios, parte del paisaje. Centrándome en su psique, en sus pasiones y anhelos y soslayando los detalles más truculentos y relatados por la literatura y el cine, el lector entrará en su juego, en la intriga de tratar de adivinar cuánto de locura, cuánto de racional, cuánto de preternatural hubo en ella. 

  

«Estoy apoyada frente al espejo. Estoy apoyada en el espejo. Aquí siempre está oscuro, por lo que no hay nada en él,  salvo oscuridad. Y no está Nada, solo yo. De pronto, un rayo de luz lunar incide sobre el lago de color de luto. El reflejo lechoso del vientre de un pez rompe la superficie, adquiere la forma de un rostro femenino que reconozco, y entonces el lago se vuelve mar, un mar helado que no tiene fondo.  Siento que esa es la profundidad geológica del Pasado, del Tiempo. De la Muerte. Es el vacío absoluto sosteniéndose a sí mismo. Es la luz contemplándose a sí misma. Y esa brillante sombra de mí que me observa, esos ojos oscuros que son míos y a la vez no lo son, jalan de mí a través del hielo de ese invierno siempre alzado. El pez tira del pescador hacia el agujero. Rompo la superficie, y el frío golpea todo mi cuerpo. Boqueo, y el agua helada se infiltra en mis pulmones, y en mis sueños.» 

Mario Peloche. La dama pálida. 

María Torres. 

Conociendo al autor. Conversaciones. 

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