Hermann Hesse (1877 – 1962) fue un poeta, novelista y pintor germano-suizo. En vida, Hesse gozó de popularidad y reconocimiento gracias a sus trabajos dentro del mundo germanoparlante, llegando a alcanzar una categoría universal de manera póstuma. Ganador del Premio Nobel de Literatura en 1946, Hesse destacó por ser capaz de atrapar y contemporizar con gran acierto el sentimiento mayoritario del pueblo alemán en el momento de realizar algunas de sus novelas más destacadas, y, posteriormente y durante el ascenso al poder de Hitler y su partido, por su comportamiento apolítico, pese a su ferviente y mayormente reservado odio hacia la ideología del partido Nazi y su voluntad de suprimir el arte y la literatura.
El legado de Hermann Hesse es extenso y nos sigue llegando a cuentagotas, a medida que se encuentran, descifran y redescubren sus palabras en forma de relatos, cuentos, o ensayos. Algunas de sus obras, como Demian o El Lobo Estepario, han pasado a formar parte del imaginario literario popular y del canon narrativo e ideológico occidental. Otra de sus grandes obras, quizá la más reconocible, y la que hemos elegido en el día de hoy como parte de la colección 50×50: 50 libros en 50 días, es Siddhartha.
Siddhartha es una novela alegórica escrita por Hesse en 1922 y que cuenta la historia de un joven hindú – su recorrido vital, y la impronta y las reflexiones a nivel espiritual que este camino va dejando en el alma del protagonista. Con una profunda carga simbólica, esta obra pretende ser más una reflexión y una propuesta que una narración al uso, valiéndose de esta estructura literaria tradicional sólo para poner en relevancia una serie de ideas.
La novela es, en definitiva, una historia de búsqueda y descubrimiento de la sabiduría a través de una serie de etapas que engloban diversos matices de la mente y el alma de todas las personas, narrado en un estilo épico, simple y meditativo que cautivó y cautiva a lectores de todas las culturas, especialmente a los jóvenes – por motivos evidentes, y aunque su contenido debe ser re-explorado de manera más o menos recurrente si deseamos impregnarnos del auténtico mensaje del autor. Los elementos circunstanciales no ejercen más que como adornos en una historia, la del joven Siddhartha (el nombre original de Buda), que prefiere centrarse en el desarrollo de las ideas y los conceptos que son continuamente propuestos al lector.
Estamos ante una obra que ha fascinado a lectores tanto occidentales como orientales, demostrando el poder universal de los temas tratados por el autor. Hermann Hesse es uno de los escritores de culto del siglo pasado, y esta obra es la introducción perfecta a una de las mentes más brillantes del mundo literario reciente, y uno de esos libros que toleran (y requieren) más de una lectura – especialmente si dejamos pasar una buena temporada entre ellas. De la misma manera en que nadie se ha bañado dos veces en el mismo rio, también estamos seguros de que nadie se ha sumergido dos veces en el mismo Siddhartha.
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