Con voz propia

Cactus

Nos meten en la cabeza que hay que dejarse la piel en la lucha,

que todo lo que tiene algún valor cuesta sudor y sangre.

Si fracasamos es que no nos hemos esforzado lo suficiente,

y el pobre siempre tiene la culpa de su hambre. 

Cuentan que el cactus advierte con las espinas de que no le gusta que le toquen.

Se callan que cuando el tiempo acompaña, le encanta ser vulnerable en sus flores. 

Hablan de lo difícil que es prosperar en zonas desérticas, omitiendo que está hecho para eso.

Los héroes de nuestra civilización han muerto en muchas ocasiones por nada, y hay que seguir su ejemplo. 

Paz, extraño lugar.

A veces pienso que muchos no sabríamos qué hacer si de repente todo saliera bien. 

Me aplico las ciencias exactas: factorizo los polinomios e intento simplificar, 

desromantizo el sexo y encuentro el amor, 

olvido el merecer y el ser digna, 

y busco la verdad mundana que hay detrás de la mística de cada tradición. 

No intento ganarme a nadie porque lo bueno se da gratis. 

La saco barata, y me encanta todo lo que cae del cielo. 

Estirar la mano y recoger fruta. Así de fácil. 

Texto de Daniela Schiriak (@danielaschiriak)

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