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The Line – la ciudad del futuro en mitad del desierto

2022 es sinónimo de strange times. Tiempos de hiper-conectividad, incertidumbre y desasosiego. Pero siempre mezclado con grandes dosis de entusiasmo febril, y muchas ganas de salir en la foto.

Son tiempos de mega proyectos faraónicos. Muchos estados emergentes apuestan por la innovación tecnológica para cautivar la imaginación del mundo entero. Es el ejemplo de países como China, Singapur o los Emiratos Árabes Unidos. Naciones que han transformado su economía apoyándose en gran medida en la imagen que transmiten al exterior.

Naciones que buscan sorprender a la comunidad internacional con nuevas formas de interpretar el espacio urbano y la manera en que sus ciudadanos lo habitan. La proliferación de megalópolis en China, el impresionante lay-out de la ciudad-estado de Singapur, o el pomposo skyline de rascacielos en Dubái sirven como ejemplos.

Pues bien, si crees que ya lo has visto todo, estás equivocado. Ha llegado la hora de que otro estado en auge aporte su granito de arena. Aunque, para Arabia Saudí, un granito no era suficiente. Ellos han aportado una montaña entera.

En enero de 2021 el país árabe presentaba su ambicioso proyecto The Line. Se trata de una interpretación saudita de lo que será, o debería ser, la ciudad del futuro.

The Line es una ciudad inteligente con un diseño único. Una ciudad linear de 170km de longitud que atravesará la península arábiga desde su origen en la región de Tabuk hasta el Mar Rojo. La ciudad estará situada entre dos edificios de cristal de 500 metros de altura (más altos que el Empire State Building) y con un espacio de solo 200 metros entre ambas construcciones. Los edificios estarán coronados por abundante vegetación, y el espacio entre ambos estará propiamente ventilado. Imprescindible para una ciudad amurallada de cristal en pleno desierto.

La ciudad estará impulsada por inteligencia artificial y solo se valdrá de energías renovables. Una línea de tren de alta velocidad (de hasta 500 km/h) transportará a los ciudadanos por The Line. Promete conectar la ciudad de punta a punta en solo 20 minutos.

Este proyecto viene firmado por el príncipe saudí Mohammed bin Salman. Este asegura que, a pesar de su inusual diseño, The Line incluirá todo lo necesario para que sus ciudadanos disfruten de la experiencia de vivir en la ciudad del futuro. Todos los servicios cotidianos estarán situados en un radio de 5 minutos andando desde cualquier punto de The Line.

Huelga decir que este proyecto ha sido recibido con muchísimo escepticismo y recelo desde el principio. Tanto por la comunidad internacional, como por la población local.

Se cuestiona la sostenibilidad de tan ambiciosa empresa, y se plantea cuál es la necesidad de anteponer este desmesurado proyecto a la preservación del medio natural. Desde el gobierno saudí se asegura que se respetará el 95% del espacio natural de la región que albergará la mega-ciudad. Sin embargo, esto parece difícil de creer.

Además del impacto sobre el ecosistema natural, el proyecto supondrá el desplazamiento de la comunidad Hawaitat. Se trata de una población indígena de la región de Tabuk que aún vive de forma tradicional. En un principio se anunció que la comunidad formaría parte del esquema de la nueva ciudad, lo que representaría para ellos un importante desarrollo económico.

Sin embargo, la comunidad internacional ha denunciado y documentado, desde 2016, la detención e incluso el asesinato de miembros de la tribu y periodistas sauditas que se pronunciaban contra el mega proyecto. A fecha de redacción de este artículo, la comunidad Hawaitat se ha visto obligada a abandonar su emplazamiento sin haber recibido nada a cambio.

The Line es la joya de Neom, la megaciudad del futuro saudita. Una apuesta por una ciudad sin coches ni emisiones de carbono. Pero también una distopia futurista de libro en nuestras narices.

Mohammed bin Salman prepara una inversión estimada de 100-200 billones de dólares (algunos analistas elevan la cifra hasta 1 trillón) para un proyecto que promete crear casi 400.000 puestos de trabajo y añadir casi 50 billones de dólares a las arcas del estado. Se prevé que The Line empiece a recibir población en 2025, y que esté completada para 2030. En su forma definitiva será capaz de albergar hasta 9 millones de habitantes.

Y aquí se encuentra una de las principales críticas dirigidas hacia el proyecto. El uso de tecnología punta para el control y organización de su población.

En línea con lo que se puede esperar de un proyecto como The Line (jojojo), la ciudad se valdrá de inteligencia artificial para monitorizar el movimiento de sus habitantes. Además, creará perfiles de sus ciudadanos y elaborará modelos predictivos. Vamos, que el estado se va a enterar de todo lo que hagas.

El objetivo declarado de estas técnicas de vigilancia y análisis es el de mejorar la calidad de vida de los habitantes de la ciudad. Sin embargo, no es necesario ser un hijo de la conspiración para identificar los problemas potenciales de este modelo social. En especial cuando viene acuñado por un gobierno autoritario como el de Arabia Saudí. Las banderitas rojas se acumulan.

La verdad es que The Line lo tiene todo. Todo para entusiasmar, todo para poner los pelos de punta. Una ciudad de corte futurista con características únicas integradas que, hasta hace bien poco, eran cosa de ciencia-ficción. Un uso creativo e innovador de la tecnología. Pero también una cárcel urbana en la que todo lo que hagas quedará registrado de forma instantánea. Algo que nos transporta a algunas de las novelas sobre sociedades distópicas más desoladoras.

Aldous Huxley y Philip K. Dick estarían orgullosos del príncipe Mohammed, no hay duda.

Texto de Tarek Morales

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